Es más fuerte que yo, no lo soporto.
Mis palabras... mis modos... mi forma... mis amigos... mis espacios...
Todo parece ser una copia mía.
Y entonces una rabia me quema dentro,
no puedo evitarlo.
¿No tienes una vida?
"Quiero respirar tu aliento
y robártelo en el espacio vacío de mi silencio."
("Mínima 57", de Laura)


Lo sé, parece que no (me) importaras.
Me (en)cierro en mí y no te dejo entrar.
Tú [te] quedas de ese otro lado de la línea imaginaria
que marca (la) distancia.
Pero yo sé que tú estás.
Siempre has estado.
Lo único que tú debes saber... aprender,
es a escuchar lo que dice mi silencio.
M de Marina...
y aún me cuesta nombrarte sin llorar.

M de mañana...
donde te prometo que volveré a sonreír.

M de mierda...
porque hoy sigo pensando que es todo una puta mierda.




No sé mucho cómo empezar ni qué escribir. Podría hacerlo, si yo misma fuera capaz de comprender y poner en palabras aquello que me atraviesa el alma.

En estos dos meses casi, he pasado por un período de ¿apatía?; de ¿depresión?; de ¿angustia? ...un poco de todo tal vez. Porque si bien he pasado situaciones, experiencias difíciles en mi vida (y les aseguro que la lista es larga y jodia...); lo de estos últimos dos años ha superado todos los que hasta ahora fueron mis límites. Por ello necesité alejarme. Lo hice hasta de mí misma. Soy como esa ave fénix que tengo tatuada en mi espalda, necesito convertirme en cenizas para poder renacer, hacerlo con más fuerza.

Y aquí estoy; de vuelta. No para dar explicaciones, porque como he siempre dicho: "quien te quiere no las necesita; quien no, no les interesan o no las creen; y los estúpidos ni siquiera las entienden". Y, aunque pueda parecer pedante, tampoco lo hago para recibir comentarios de "lo buena que soy y lo bien que he hecho"; porque la mayor parte de ustedes no puede comprender lo que no sabe -y no tienen porqué saberlo-. Simplemente lo hago por respeto. Primero respeto hacia mí misma, no forzándome en cumplir con cosas que no me hacen feliz y que no me apetecen. Y luego respeto hacia ustedes, no queriendo enmascarar cosas que no son o inventar excusas para el hecho de no estar aquí o haber pasado por sus casas.

Por esta razón, y porque éste es mi rincón más íntimo y personal, he decidido que quitaré los comentarios. Tal vez por un tiempo, no sé, pero prefiero eso a imponerme la tonta obligación de responder; quien me conoce sabe bien que "no responder" no es una opción para mí, es como si no valorara el tiempo que han pasado dejando sus huellas. Y también porque creo sea el modo de no obligarlos a ustedes, a ninguno, a expresar un parecer o algo, simplemente porque en este mundo de blogs pareciera que si yo te comento, tú debes hacer lo mismo... los libero.

De ahora en más quiero que caminemos libres, sabiendo disfrutar también del silencio. Y si el deseo de encontrarnos es compartido, seguramente encontraremos el modo y el lugar.



"Ninguno lo sabe, pero fue el Lobo quien le enseñó a Caperucita Roja
a caminar sola sin tener miedo a perderse..."
(lo leí por ahí...)


No sé si él quiso enseñarme,
o fui yo que copié su andar.
No sé si él pensó que su hacer
algún día iba a ser el mío.
No sé si él alguna vez imaginó
lo que día a día,
gesto a gesto,
plasmó.

No sé si es que aprendí a no tener miedo
o que lo único que de verdad sé
es que nunca he caminado sola.
"Elijan amigos, amantes y amores
que sean alas fuertes con las cuales emprender el vuelo,
que les ayuden a nacer, aún cuando nacer hace mal,
para descubrir quién son de verdad,
para volverse personas mejores.

Elijan quienes les reprochen por demasiado afecto,
en vez de quienes les consuelen por conveniencia.
Quienes les enfrente con el rostro duro,
les grite y al final permanezca.

Elijan quienes no les encadenen a la inmovilidad del suelo,
pero dibujen para ustedes otro pedazo de cielo.
Quienes no hacen promesas y luego las mantienen.
Quienes traicionan las expectativas,
porque no hay otro modo de honrar la vida,
en su magnífica imperfección.
Quienes les cambien los ojos,
o se los devuelvan por primera vez,
mostrándoles un modo diferente de ver.

Elijan quienes les empujen a luchar,
a pelear, a crecer, a experimentar.
Quienes inventan cada día colores nuevos,
y tienen bastante inconsciencia de combinar el verde con el amarillo,
el azul cobalto con el rojo rubí,
porque nada nos hace más valientes
como la capacidad de romper los moldes y subvertir lo obvio.

Elijan quienes les den miedo.
Y luego, elijan quienes les hagan venir ganas de vencer ese miedo."
("Donne al quadrato", Antonia Storace)


Por todas estas razones y por infinitas más,
tantas que se me hace imposible enumerarlas a todas,
es que yo la elegí a mi lado
y tengo el honor que ella me haya elegido a mí.
Ella es Ale... mi Luna... mi Amiga...
y hoy, como ayer, y como espero sea por muchos, muchos años más,
te abrazo con todo mi ser, deseándote lo mejor
¡Feliz cumpleaños!
...y gracias por estar en mis días, en mi vida.
Te quiero...
 "Va a ganar aquel que sabe cuándo pelear y cuándo no."
("El arte de la guerra", Sun Tsu)


Yo me retiro.
No, no me doy por vencida,
simplemente hay cosas por las que ya no peleo,
ya no espero, ya no sueño...
Hace años que no recuerdo lo que sucede cuando cierro los ojos
y me entrego a los brazos de Morfeo;
por ello tal vez, soñaba a ojos abiertos.
Antes, pasado... ya no.

Hoy vuelvo a elegir(lo),
hoy deposito mis pies a tierra definitivamente,
las alas quedan inmóviles en mi espalda...
porque no olvido el miedo que me provocó la posibilidad de perder(lo),
elijo lo real... lo tangible... mi prioridad.
Dejo los castillos en el aire,
los sueños...
aún si esto significa empezar a morir,
porque, en definitiva, ¿no vamos todos hacia allí?


Mientras miraba el mar esa noche, pensaba...
¿Existirán las casualidades?
¿O sólo es un espejismo al que nos gusta creer?
Y sobre todo, ¿son éstas las respuestas que busco?

¿Qué importa si todo es un sueño?
¿Acaso la vida entera no lo es?
Y si mientras tanto él me regala sonrisas,
me llena de energía, de ganas de volver a intentarlo...

Entonces estoy dispuesta a saltar al abismo otra vez,
porque no (me) importa lo peligroso que puede ser
siempre me ha gustado jugar con (el) fuego,
sin miedo a quemarme.

(La casualidad hizo que en ese momento, mirando el mar,
recordara esta canción y escribiera esto en mi agenda...)

Hay un lugar donde yo puedo ser más yo que nunca,
y es cuando mis pies tocan la playa... el mar.

Lo necesito... mucho. Más que nunca.
Sino estoy en el límite, estoy muy muy cerca.
Siento el alma agotada... de verdad.
Por lo que estaré ausente, necesito desconectar, olvidarme de todo por unos días.
Espero puedan entenderme. Sé que a muchos les debo visitas y comentarios, pero estos días han sido al cuanto complicados... les pido disculpas, a la vuelta me pondré al día con todos, prometido.



Besotes, cuídense y hasta la vuelta!



No pensar en nada
ni en nadie
y sonreír...
porque hace un día espléndido
y porque sí.
Porque como decía la canción
"el mundo no se ha detenido ni un momento"...

...y lo que tenga que venir,
que venga.
¿Café?

"En la naturaleza no existen ni recompensas ni castigos:
existen consecuencias."


Y la consecuencia de creer es romperte la cabeza contra la pared por enésima vez.
La consecuencia de tener paciencia es que al final sabes de haber tenido razón;
y la consecuencia de saberlo te hace crecer una furia dentro que arrasa con todo.
Rabia por haber sido tan estúpidamente ingenua;
por haber dudado de una misma, creerse responsable y poner la otra mejilla;
por no querer faltar a la propia palabra aún si las promesas estaban basadas en mentiras;
por creer que lo bueno lo era realmente y no sólo una fantasía creada por una misma;
por frases como 'pese a todo, siempre estaré...' cuando la única respuesta que cabía era:

¡Mátate!
(literalmente)
A de alma.
A de apatía.

Abro, leo y cierro.
Pienso mil cosas y otras mil callo.
Algunos podrán llamarlo miedo,
yo lo llamo autodefensa.

Hace un tiempo leí que alguien decía:
"Los que leen mucho deben tener una vida muy solitaria..."
y yo siempre me he preguntado
¿por qué da tanto miedo la soledad?
¿qué no se quiere escuchar para llenarse de tanto ruido?

Prefiero mi burbuja,
mi espacio, mi habitación de juegos.
Elijo un libro, pongo música
y estoy en la mejor compañía...
conmigo misma;
la única que no me ha desilucionado,
herido o abandonado jamás,
aún en los días más oscuros...

...y eso, eso es ya tanto.


Me prometí no hacerlo más.
Ni siquiera pensar en la posibilidad.
No quiero que ninguna brisa agite mis alas,
menos que menos el calor de un aliento imaginado.
Dejo los pies pegados al suelo;
descalzos dejo que se hundan
en la arena, en el césped
o en la gris alfombra de ese que es mi mundo.
No sé cuántas veces puede renacer un Fénix
pero la mía ya lo hizo las suficientes...





...y sin embargo,
mientras más digo que no,
más pienso,
imagino,
sueño
y vuelo.


Maldita fénix.
Maldita alma.
Maldita yo.
tu aliento en la piel
el roce de las sábanas
tus pasos descalzos
.....
el ruido amortiguado de las tazas
el café vertiéndose
tus pasos de vuelta
el olor del café
el perfume de tu piel...
...
todo eso me hace sonreir
nada de eso me despierta
...
lo que me despierta es el brillo de tus ojos
y la promesa latiendo en tus venas.
f)


Esta vez el café lo traés vos
pero es sentirte a despertarme
y no él...

Dejo los ojos cerrados
para hacer como que aún duermo,
sueño
pero mi cuerpo (me) delata,
[te] dice que he despertado...

Lo ha hecho esa versión de mi piel
esa que nos convierte en animales
y que no sé ni quiero frenar.
Despierto temprano y te veo dormir.
Sonrío.
¿Estarás soñando? ¿qué?
No importa... no me cuentes.
¿Por qué será que se me ocurren mil picardías por las mañanas?
Te soplo apenas pero no te mueves...
Desisto... por ahora.
Me levanto, preparo i cappuccini y vuelvo a la habitación.
¿Fue el perfume del café o el mío que te despertó?
Tampoco (me) importa, sólo deseo desayunar[te]...
Me encanta comenzar el día con esa espuma en los labios...


...como no recuerdo mis sueños, lo hago a ojos abiertos,
en cualquier momento, sólo pensándo[te].
Muchas veces me he imaginado en tal o cual película;
siendo éste o áquel personaje...
pero nunca, nunca una de éstas fue: "El curioso caso de Benjamin Button"
y, sin embargo, ahora vivo lo que debió antes ser.

Hoy me permito ser joven (de nuevo).
Hoy paseo descalza por casa,
así como me levanto,
sin preocuparme de nada ni nadie
y le pregunto a esa mujer del espejo
¿qué querés desayunar hoy?

Saco la lengua haciéndo(me) burlas
mientras busco el dulce
porque hoy empiezo con los mimos para ella,
para esa que no fue y que hoy, finalmente, es.
Noche y no tengo sueño.
Quisiera escribir[te] pero ¿para decir[te] qué?
Tal vez hablar[te] de días que no viví(mos),
de noches que como en ésta no dormí(mos),
de risas que no oí(mos)
ni miradas que no ví(mos)...
...y de todo lo que sí sentí(mos).
Quisiera decir[te] te quiero, una vez más.
Y lo hago pero en silencio,
sólo yo me escucho...

Está bien así.
Porque [te] echo de menos
a la idea que tenía,
a esos instantes que se (me) quedaron grabados.
Pongo música...
...y la playlist decide iniciar con él.
Sonrío...

"...♫ ...tú que me has enseñado
sabes mejor que yo
que hasta los huesos
sólo calan los besos que no has dado... ♫..."




¿Cuánto (me) cuesta mostrar vulnerabilidad?
Tanto... tal vez demasiado;
tan acostumbrada a ser (la) fuerte que a veces temo confundirlo con orgullo,
porque cuando he abierto la coraza me han herido.
Y me convierto en juez y verdugo
de mí misma...
me condeno sin derecho a defensa
convenciéndome que debo estar mal hecha.
Me rompo pero sigo...
me coloco una sonrisa que evita preguntas.
No pido. Nada.
Porque... ¿y si no pudieses dármelo? o peor, ¿no quisieras?

Y entonces llegas
sin decir(me) nada
y simplemente... me abrazas.


Y soy... duermo contigo y soy.
Sigo pensando
¿cómo escribir si la musa ya duerme contigo?
¿para qué?

Y no puedo responder
o la respuesta sea sólo este silencio que me rodea.
Entonces me lleno de recuerdos,
de ecos que no son sueños.
Y me duermo
simplemente me duermo.


Siempre me han gustado las cosas claras y el chocolate espeso.
Saber qué tierra tocan mis pies
y para dónde sopla el viento,
condiciones imprescindibles para tomar vuelo.
No me gusta pedir... nada
porque, como dicen por ahí,
si tengo que pedir, ya no lo quiero.
Me gustan como suenan las palabras
pero entiendo más de silencios,
suelen ser preci[o]sos.
Y, equivocada o menos,
sigo eligiendo soñar...
a ojos bien abiertos
y con la sonrisa puesta.
Déjame...


¿Café?
Termino de ducharme y pongo agua para un té.
No deseo ver la tv...
busco los auriculares y sin pensarlo busco esa canción...
...y te pienso.
¿Qué estarás haciendo? ¿Ya dormirás?
Es tonto hacerlo, pero no puedo evitarlo. No quiero hacerlo.

¿Y... venís a la cama? ...es tarde.

Sí... sí... ya voy... -terminé el té en el momento que Frank dejó de cantar.



Recibo tu mensaje y sonrío.
Te dije que no era necesario
pero me reconozco en lo "cabeza dura"
y te dejo hacer.

Empiezo a escucharte y tu voz me llega...
...mi coraza se desarma con una sílaba.
Te escucho y las palabras me recorren
¿cómo haces? ¿cómo puedes decir(me) tanto?

Las lágrimas me llenan los ojos
y atoran todo lo que quisiera decirte.
Te escucho otra vez y vuelvo a sentir esa contradictoria dualidad
de saberte tan lejos y sentirte tan cerca.

Buenos Aires... Barcelona...
Argentina... España... Italia...
No importa el sitio, la ciudad, las calles...
No importa cuánto tarde,
pero como que m(t)e llamo Laura que te daré ese abrazo
y que más nunca te librarás de él.

Te repito, Te quiero
sin más y sin porqué
...o porque sí, porque sos, porque estás,
porque tenías que ser y ¿por qué no?
Gracias... gracias por tanto y tanto que me das todos los días,
espero merecerlo.

Me despierto temprano
hoy más que nunca quiero disfrutar del silencio de la mañana.
Silencio que no es tal porque su música me acompaña
como aquel primer cumpleaños aquí y que él parecía cantar para mí.

Aprovecho que todos duermen,
menos Gatton, él no se olvida, nunca...
me levanto, descalza y hago el café.

Vuelvo a la cama y me lo disfruto,
con calma, pienso... recuerdo... sueño.

El día comienza, y lo viviré a pleno,
como ayer y como haré mañana...

...y vos ¿querés un café conmigo?
Me encantan los mimos...
...el aroma del café;
unas palabras y ...estar.

Esos pequeños detalles
que transforman una mañana cualquiera
en algo especial...

...me quedo escuchando música
y mientras ese saxo suena
mis pies descalzos hacen que (mi) Alma vuele.
Termino con esa hora de caminata que me autoimpuse para no dejarme estar... para sentirme bien... para gustarme otra vez... para mí...
Me preparo una taza de té y pongo música... sonrío ante las primeras notas de esa melodía que he adoptado como mía, que juro me emociona como pocas y que, muchas más veces de las confesadas, he soñado que se me dedicaba...


...siempre que la escucho me pasa lo mismo, pienso ...mis pies dejan el suelo que tocan y vuelo ...a un tiempo y espacio que no existe, que sólo son mis sueños.
De forma automática, sin pensar tal vez, abro el móvil, sin saber qué busco ...o tal vez sí pero no lo diré, ni siquiera me lo confesaré a mí misma ...y allí está la noticia. Y lloro, no puedo evitarlo.
No hay un porqué... nada lo explica... sólo sé, lo siento... dejo la canción en bucle... su canción, la mía.

Podría decir que la causa es tener que quedarse en casa, sin ir a trabajar ni nada...

Podría decir que siempre me ha gustado más la noche que el día...

Podría decir que es mi típico insomnio...

Podría...




...pero lo único que deseo es un cappuccino triple
y, antes de eso, no soy capaz de decir nada.
"Las mujeres son consideradas frágiles,
pero nunca he visto algo tan fácil de herir como el ego de un hombre."
(Lo leí por ahí)


A veces me canso. Tanto, que daría un portazo y saldría corriendo para no sé dónde y sin siquiera mirar atrás.
Yo soy complicada; una "jodida"; una que le da muchas vueltas a las cosas que se le dicen, a los gestos que recibe. Una que se vive haciendo preguntas, que se cuestiona en continuación, que reflexiona en 0.1 segundos lo que debe o desea hacer. Una que se cansó de justificarse, de explicarse. Pero soy lógica, lineal. Por eso pido lo mismo, exijo lo mismo que ofrezco, que estoy dispuesta a dar. No quiero que nadie me venga con esa mierda de que él sí y yo no, que porque él es él y no yo. Tampoco deseo que nadie haga dos pasos adelante y tres atrás, haciéndome creer que -finalmente- me han entendido. Me importa un carajo lo que cada uno haga, siempre y cuando se admita que tengo los mismos derechos.
A veces me canso. Me canso de escucharme decir que si busco mi espacio, mi tiempo a solas, es porque no me interesa, porque no me importa nada. Que si respondo a una crítica de desaprobación, es porque estoy enloqueciendo, porque debo estar en crisis. Que si expreso cómo lo siento y pienso sobre determinados temas, es porque estoy buscando excusas, algún tipo de coartada. Estoy definitivamente exhausta que se confunda amor con posesión, con deseo, con ganas, o con cualquier otra cosa que quite individualidad y libertad.
Para mí no hay incoherencia entre "amar" y "no me muero sin ti". Yo amo... y por nada de este loco y puto mundo quisiera que quien amo muera, ni por mí, ni por nadie, ni por nada. Todo lo contrario. Que vivan plenamente. Que disfruten con todos los sentidos e inventen otros. Y, si esto, si pensarla así, es estar loca... pues sí, estoy como una puta cabra.
Pero es esta la Loca que rige y decide su propia vida.
Es ésta la Puta Cabra dueña de su destino y que, si aún está donde está, es porque así lo ha elegido, no porque no tenga más opción.
Piénsalo.

(Desahogos callados de una voz que se cansó de gritar...)
Me echo sobre la cama, no porque esté cansada, sino para disfrutar en silencio de que me llegues tan claro. Como este viento que entra por la ventana, un aire a primavera que no sabe de otra cosa que de renaceres. Y, entre uno y otro sorbo de té, viajo... voy a esa ciudad y me siento al bar de aquella esquina. Esa canción de fondo... cierro los ojos pero no logro recordar su título... pero la tarareo mientras mis uñas recorren ese borde, ese límite ficticio entre un dentro y fuera. Entonces mi mente vuela, inevitablemente... y sonrío.



(...recordé la canción...♫♪♫)


Son días "particulares"... y este concepto italiano para definir lo que se nos hace difícil hacerlo, hace que sonría mientras escribo.

Ha pasado el "Día de la Mujer" y continuo a pensar que nunca me acostumbraré a esto de un "día" para celebrar, homenajear, valorar a alguien. Obviamente recibí las imágenes por whatsapp de siempre, con las flores y las felicitaciones... algunas de esas frases hechas y que más pasan los años, más lejanas siento. Y sé que no me haré querer, pero me niego, me niego a festejar un día, y todos los demás como si nada. Me niego a ponerme en la posición que tanto se dice detestar. No me pondré del lado que estoy criticando, nada justifica la violencia hacia el otro, por más que el otro sea "hombre". Pienso a esa cita de Nietzsche:
"Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo."
Y también llegó la noche y el lunes... y el caos y el miedo.

Entonces lo ví, lo miré a los ojos. Ví a ese hombre, al macho, al 'enemigo' según algunas, y lo ví asustado... pero no por él, sino por sus mujeres, por no poder ser pilar y sostén, por ser justamente él, el anillo débil de esta cadena... y tomé su mano y sonreí. No creo en unas contra otros. Ni lo quiero. Deseo un juntos. Sin tener que prevalecer, sin imposiciones ni supremacías de ningún tipo.

Y aunque no sea de modernas feministas, hice como mi abuela, que aún llevando falda era quien llevaba los pantalones... levanté la cabeza, enderecé mis hombros, me sujeté el pelo y el delantal a mi cintura y me dispuse a cocinar la receta que nunca falla... serenidad, lo que deba pasar, sucederá. Ni vencedores ni vencidos, porque si pierden, perdemos todas; si ganamos, lo haremos solamente todos juntos.


(Reflexiones, tal vez algo confusas, en una tarde cualquiera...)


Llueve... otra vez.
Esta lluvia es tan inconstante como mi ánimo.
Y mi cabeza, mi maldita cabeza.
Me pregunto cuánto de cierto hay en las palabras de Sabina
"...♫ No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió ♫..."
aunque tampoco es verdad,
no me lo pregunto porque lo sé.
Una certeza que llega, implacable
y quema, quema por dentro.

La certeza que no es nostalgia
ni añoranza mucho menos.
Y ese otro nombre yo lo sé,
lo conozco demasiado bien...

...me quedo mirando cómo llueve
porque me gusta la lluvia
y, mientras la escucho caer,
(mi) Alma se calma
y sigo escuchando,
cantando
y sonriendo,
sobre todo, sonriendo.

Esta mañana también hace frío,
pero aún conservo la luz y el calor de ayer...
...y tus palabras, las que me llegaron calmas y precisas.
También aquellas que no has dicho,
porque los silencios son siempre más locuaces.
Me has serenado,
y aunque lo geográfico es accidental,
tú tienes ese efecto...
me haces bien;
me provocas una sonrisa enorme
y de ese modo,
sentirme justa... sentirme viva.
Gracias... es la única palabra que me sale,
puede parecer poca, pequeña, pero es la más sincera.


El café ya está listo... ¿vienes?

(Ayer, mientras estaba en camino, como si fuera una 'casualidad', sonaba esta canción...)

A veces pienso que sufro del mismo problema de Dory.
¿Te acuerdas de Dory? ...la amiga de Nemo, esa que repetía una y mil veces las cosas para no olvidarlas...
"P. Sherman 42 Wallaby Way, Sydney... P. Sherman 42 Wallaby Way, Sydney..."
Y luego, apenas veía algo que llamaba su atención... pufff... todo lo repetido desaparecía de su memoria.

Pues a mí me sucede algo parecido...
"No te entusiasmes... no te entusiasmes... no te entusiasmes...
...ayyy me ha notado..."
Entonces pufff... me he olvidado aquello que tanto me repetí.

Y aquí estoy, llenando una taza de agua caliente sin saber qué tomar...

...¿café o té verde?

-Cuéntame una fantasía sexual...

-Mmmmm... caminar por una plaza mientras brilla el sol... ser tomada de la mano y sentir ese roce ligero en el palmo, cargado de intenciones... que frenen mis pasos y que el hambre me devore la boca... que crezca mi curiosidad, constantemente... comenzar la cena entre risas y no parar hasta después del cappuccino...

-Pero eso no es sexual...

-Ahhh ¿no? Pues yo tuve un orgasmo de sólo imaginarlo...

(Conversaciones conmigo misma después del café un sábado por la mañana)
En los años que he enseñado matemática, nunca he pensado que podía estar tan equivocada. Porque digamos la verdad, no siempre los amigos de mis amigos, son mis amigos... porque estamos hablando de personas y no de abstractos símbolos que no dicen -y muchos menos hacen- nada. Porque ¿y si el amigo de mi amig@ es un tremendo cabrón? ¿dónde dice que yo lo debo soportar, tratar, o disculpar? El que mi amig@ vaya de acuerdo con Dios y María santísima, o que tenga más paciencia que Madre Teresa, no significa que yo también sea así... o tal vez mi amig@ simplemente no conoce todas las facetas de esa otra persona... o...

...ufffff sí, lo sé, sé que soy jodida, como siempre he dicho, debo estar mal hecha... pero, quien avisa no traiciona y que me disculpen los dioses de la matemática pero desde hoy, si alguna vez vuelvo a enseñar, buscaré otro ejemplo porque ese no me funciona, porque ya no me l(e)o creo.

(Reflexiones cuando cae el sol luego de asombrosas lecturas...)

¿Por quién fue que me dejé convencer?
¿Cuándo fue que claudiqué a mi infantil y justo deseo de quererlo todo?
¿Por qué debería soñar a medias?
¿Por qué mientras creces te repiten hasta el cansancio que para saber si algo te gusta o menos, debes probarlo y luego pretenden que te tomes la misma sopa por años?

Me encanta el helado de dulce de leche granizado.
Siempre pido lo mismo. Si algo es bueno para qué cambiar, me repito.
Pero luego, llega un día, en que ante la pregunta:
"¿De qué gusto lo quieres?"
Sonrío... e instintivamente pido otra cosa, algo nuevo, sólo para probar.
Y es bueno. Malditamente bueno.

Aunque luego vuelva al dulce de leche granizado.
Siempre.

(Ideas recurrentes en un día de invierno)
Nunca me gustaron los espejos. En realidad, nunca me ha gustado el reflejo que éste me devuelve. Un tema que he meditado y reflexionado tanto que ya me canso a mí misma. Mi parte racional, la mujer inteligente que soy y sé de ser, le daría un cachetazo al mejor estilo novela mexicana, a esa otra yo insegura y con poquísima autoestima.
Sin embargo, sí hay algo que siempre me ha gustado de mí: mis ojos. Pequeños. Profundos. Oscuros. Casi negros, como una noche sin luna; como un pozo sin fondo.
Entonces sí, me detengo frente al espejo y me miro. La miro. Y pienso.
¿Cómo es posible que no lo vean? ¿Que no se den cuenta?
Y es que no, no me conocen. Creen hacerlo. Pero sólo ven la superficie. Se detienen en mi boca y sus sonrisas; esas que me dan un aire despreocupado, como si nada me aquejara o me tocara. Confunden ciertos gestos, formas de pensar o enfrentar la vida, con ingenuidad de parte mía. No falta quien sólo vea esas curvas que no son las de mis sonrisas justamente. E imaginan con ellas, en ellas, cosas que nunca ocurrirán.
Porque no, no me conocen. Porque no ven lo otro. No ven la oscuridad. No ven la fuerte racionalidad que siempre acompaña cada una de mis acciones. No ven la fríaldad de la que puedo ser capaz. Porque como quien entra en una librería y se deja conquistar de un libro por su tapa y no logra leer entre líneas, mucho menos comprender esas letras que se tienen delante; se detienen en mi superficie.
Por eso no, no me conocen. Y entonces llega lo obvio... me subestiman. Y eso, aunque suene muy contradictorio, me encanta.


Entre cierro mis ojos y sonrío. Porque yo sí me conozco... los conozco.

(Pensamientos en una madrugada con insomnio...)
Tuve un sueño. El de un lugar donde no sentirme inadecuada. Uno en el que no debía dejar de ser para ser plenamente yo. Donde no me sentía constantemente en lucha conmigo misma y los únicos dos dedos eran de frente.

Tuve un sueño y me vi rodeada de mar. Un agua tan cristalina y turquesa como nunca había visto.

Tuve un sueño. De mar y arenas blancas. De desiertos rojos al atardecer.

Tuve un sueño y fui tan plenamente feliz de no querer despertar de él.
No lo logro.
No puedo pensarte y no llorar.
Lágrimas por no poderme explicar porqué; por pensar una y mil veces a lo que te quedó, nos quedó pendiente; a todos los "y si hubiera...". Lágrimas que son como gotas de memoria cruzándome la cara
Es verdad que la vida sigue; que sonrío y deseo que lo hagan todos los demás que tanto quiero... pero si pienso... aún me enojo al no encontrar las razones. Porque sí, si pronuncio tu nombre, admito que me entra una rabia... me enfado con la vida, con el dios de algún otro, con aquello que algunos llaman destino. Y no sé si algún día encontraré estas razones, no sé si ellas me bastarán, no sé si podré perdonar tu prematura partida.
Hoy te pienso como siempre, más que nunca.
Hoy la memoria me juega una mala pasada.
Hoy me vuelvo a abrazar a tu recuerdo.
Hoy te sigo amando como el primer día.

(16/11/1992 -Marina- 09/01/2019)
Ya 26.
A veces pienso qué hubiese sido de mi vida de no tomar aquella decisión. Tal vez cuando terminaba de estudiar, me hubiese ido a vivir sola. Tal vez cerca del mar. Tal vez me hubiese inscripto a la universidad y después de algunos años, tal vez me hubiese recibido de ¿abogada o profesora de literatura? ...tal vez me hubiese decidido escuchando lo que me decían las olas. Tal vez hubiese tenido muchos amores y no me hubiese comprometido en definitiva con ninguno. Tal vez después de trabajar me dedicaría a caminar por la playa como tanto soñaba, y no esperaría a unos días de vacaciones para ver como el sol besa al océano. Y quién sabe, tal vez tendría una vida feliz y serena.
Pero yo ese día te elegí. Te seguí eligiendo en todos esos nueve meses en los que te esperé. Y me bastó tenerte en brazos después de esas diez interminables horas, para saber que había sido la mejor elección de mi vida.
Hoy, veintiseis años más tarde, miro hacia atrás y puedo decir que no hubo un sólo instante en el que me haya arrepentido de mi decisión. Vos sos mi mayor orgullo; el nombre que sin dudas tiene el amor infinito; todo aquello que no puedo explicar con palabras y que, cuando lo intento, invariablemente la emoción me llena el alma.
Por eso te digo que no sé qué hubiese sido de mi vida si no te hubiese elegido; pero lo que sí sé es cómo es mi vida con vos... plena y completa, digna de llamarla así.
Vos, mi vida...


...feliz cumpleaños!
¿Cuándo es que se hace balance? ¿Cuándo "se tiran las sumas", como dicen acá?

Yo no sé si quiero hacerlo. O tal vez lo hago todo el tiempo, a cada paso que doy, a cada golpe que recibo, a cada caricia que me hacen. Y es por eso que no necesito hacer un repaso para saber que éste es el peor año que jamás recuerde.

De todos modos, elijo seguir rescatando lo bueno, aunque sea poco. Y que ese poco siempre valga la pena; que siempre deje a todo el resto en sombra. Elijo seguir teniendo el coraje de desear, porque quiero hacerlo. Quiero seguir apostando a lo bueno. Quiero seguir creyendo que es posible. Porque, como decía Alterio en aquella película: quiero sentirme completamente viva, antes de estar definitivamente muerta.

Tampoco tengo ganas de hacer alguna lista de propósitos para este año, aquella del año pasado la he tenido que modificar tanto que hubiera sido mejor tirarla dentro la estufa de leña y empezar de nuevo. Pero hace unas semanas, cuando leía a Guille y su lista de motivos para no desfallecer, pensé: ¿por qué no? ...no digo 'objetivos' para cumplir en un año, en un tiempo determinado; sino razones para seguir adelante, y estas son las mías...

...saber encontrar lo que me provoca una sonrisa;
no dejar de sentir que me tiembla el suelo, que me quema la piel;
poder oír esa voz que me calma y que me exalta en igual medida;
encontrar el sentido a las palabras pero más a los silencios;
estar siempre a tiempo para un café, una taza de té, una charla compartida.

Y todas esas que no sé expresar pero que están, que existen, que se conjugan en vos y yo, en nosotros.