Hay un lugar donde yo puedo ser más yo que nunca,
y es cuando mis pies tocan la playa... el mar.

Lo necesito... mucho. Más que nunca.
Sino estoy en el límite, estoy muy muy cerca.
Siento el alma agotada... de verdad.
Por lo que estaré ausente, necesito desconectar, olvidarme de todo por unos días.
Espero puedan entenderme. Sé que a muchos les debo visitas y comentarios, pero estos días han sido al cuanto complicados... les pido disculpas, a la vuelta me pondré al día con todos, prometido.



Besotes, cuídense y hasta la vuelta!



No pensar en nada
ni en nadie
y sonreír...
porque hace un día espléndido
y porque sí.
Porque como decía la canción
"el mundo no se ha detenido ni un momento"...

...y lo que tenga que venir,
que venga.
¿Café?

"En la naturaleza no existen ni recompensas ni castigos:
existen consecuencias."


Y la consecuencia de creer es romperte la cabeza contra la pared por enésima vez.
La consecuencia de tener paciencia es que al final sabes de haber tenido razón;
y la consecuencia de saberlo te hace crecer una furia dentro que arrasa con todo.
Rabia por haber sido tan estúpidamente ingenua;
por haber dudado de una misma, creerse responsable y poner la otra mejilla;
por no querer faltar a la propia palabra aún si las promesas estaban basadas en mentiras;
por creer que lo bueno lo era realmente y no sólo una fantasía creada por una misma;
por frases como 'pese a todo, siempre estaré...' cuando la única respuesta que cabía era:

¡Mátate!
(literalmente)
A de alma.
A de apatía.

Abro, leo y cierro.
Pienso mil cosas y otras mil callo.
Algunos podrán llamarlo miedo,
yo lo llamo autodefensa.

Hace un tiempo leí que alguien decía:
"Los que leen mucho deben tener una vida muy solitaria..."
y yo siempre me he preguntado
¿por qué da tanto miedo la soledad?
¿qué no se quiere escuchar para llenarse de tanto ruido?

Prefiero mi burbuja,
mi espacio, mi habitación de juegos.
Elijo un libro, pongo música
y estoy en la mejor compañía...
conmigo misma;
la única que no me ha desilucionado,
herido o abandonado jamás,
aún en los días más oscuros...

...y eso, eso es ya tanto.


Me prometí no hacerlo más.
Ni siquiera pensar en la posibilidad.
No quiero que ninguna brisa agite mis alas,
menos que menos el calor de un aliento imaginado.
Dejo los pies pegados al suelo;
descalzos dejo que se hundan
en la arena, en el césped
o en la gris alfombra de ese que es mi mundo.
No sé cuántas veces puede renacer un Fénix
pero la mía ya lo hizo las suficientes...





...y sin embargo,
mientras más digo que no,
más pienso,
imagino,
sueño
y vuelo.


Maldita fénix.
Maldita alma.
Maldita yo.