"Somos elecciones. Estamos hechos de elecciones.
Podemos decidir de fingir cada día, tragar lo amargo y levantar una sonrisa.
Podemos decidir de retener palabras que podrían herir.
Somos libres de elegir también actitudes, pagando el precio luego de las heridas que causamos.
Estamos empapados de elecciones desde la mañana, ya de cómo apoyas sobre el suelo los pies después de la noche. Desde cómo decides vestirte y “presentarte al mundo”.
Pero una vez hecha la elección, ten siempre la fuerza, el coraje de llevarla adelante. Aún si dejarás fragmentos de corazón detrás de ti. El tuyo."
(Antonella Coletta)



El pasado es eso, pasado.
No se puede cambiar ni tampoco hace bien mirar tanto para atrás porque eso hace que pierdas lo de hoy, que, en definitiva, es lo que cuenta.
Todo lo vivido, bueno y no tanto, nos llevó al momento actual... y cuando esto no gusta, sólo se puede hacer una cosa: elegir. Tomar una decisión, la más importante: ser feliz. Esto no significa que no habrán problemas, ni que se deba estar sonriendo todo el tiempo. Decidir ser feliz significa elegir los caminos que nos hacen estar bien, con nuestra consciencia, con nuestro corazón, con nuestra alma... aún si esto signifique que al inicio te traten de “loco”, de “egoísta”; uno sabe lo que quiere... sólo hay que tener el coraje de decidir, esa es la clave.
Cuando decidís ser feliz, cuando elegís qué, cómo y con quién, y te hacés cargo, responsable de tus elecciones, encuentras la serenidad del alma... más allá de los resultados.

Yo estoy serena.
En su momento, elegí.
Estoy donde deseo estar y con quien deseo estar.
Esto no significa que no haya días malos, donde mandaría todo al diablo, sólo que en esos instantes me detengo, respiro hondo, cierro los ojos y miro dentro... recuerdo mis “porqué”; sonrío y sigo adelante en el camino que yo elegí.
“Las ciudades pertenecen a quienes las han habitado.
Igual ocurre con las personas.
Hay quienes nos han paseado sin prestar atención a las vistas, y de tan pocas ganas de caminar que tenían, cogieron el primer bus que pasaba por allí para acabar yéndose por donde fuera que hubieran venido.
Otros han disfrutado de cada uno de sus pasos, sin prisa, sin pausa, sabiéndose privilegiados ciudadanos de un lugar llamado . Estos son los mejores habitantes; tus mejores habitantes. Los que, en algún momento de tu vida, ciudaron de ti.”


Gracias... sólo se me ocurre esta pequeña palabra, pero que para mí significa tanto.
Ustedes saben quiénes son y no hay necesidad de nombrarlos. Ustedes, los que no se limitaron a pas(e)ar y seguir; los que se detuvieron; los que llamaron a la puerta, una y mil veces, y por todos los medios que tenían a disposición; los que no pudiendo decir nada, "estaban" y eso ya era suficiente; los que no me dejaron sola; los que juntaron los pedacitos (una vez más) y los sostuvieron hasta que pude rearmarme... gracias, de la forma más sincera que se pueda decir; gracias de todo corazón por "cuidarme"... siempre.
Alma.