¿Desde cuándo te conoce?
Quizás desde siempre.
Con su calma marea
y esas olas que te mojan casi sin querer,
pero queriendo.
Con intención y alevosía.
Y te saca una risa espontánea,
fresca, auténtica.
Y te moja... uyyy si te moja.
Tu alma salitre se despierta
y lo clama.
Porque te vuelve sedienta,
tan sedienta.
Sed de más,
deseo de más,
de más... siempre más.
Él vuelve.
Arremete.
Y provoca la tormenta
a la cual te rebelas.
Te enciende.
Te revuelve.
Y te calma.
Entonces te rindes.
Lo reconoces.
Lo nombras y callas.
Él.
Alma suya.
Capitán mío.