De él, la culpa es de él. Del último de la lista. De los demás nadie se acuerda o a pocos interesa.
Porque la verdad es esa, no importa si antes te han mentido; te han robado; te han defraudado; si te han calpestado los sueños; si te han llenado de miedos; si te han llevado a límites insospechados; si todo aquello te ha matado y puesto tu ser en una caja... porque la culpa, la culpa seguro la tiene aquel que ha puesto los clavos en el ataud.
Y así se sigue, viendo a los demás y sus horrorosas sombras de defectos, pero negando el propio reflejo, el mismo que muestran la memoria y la conciencia... pero se sigue, se sigue y se sigue, más por soberbia que por algún otro sentimiento más noble y altruista; porque al final todo da igual, todo(s) es(on) lo mismo.
"... No hay aplazaos ni escalafón;
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que si es cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón ..."
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que si es cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón ..."
A veces la distancia duele, como hoy
donde uno quisiera, no volver, eso ya está perdido,
sino traerse consigo a todos aquellos que ama.