Me siento en uno de los bancos de la plaza, de ese barrio que me vió crecer.
Todo está distinto, y a la vez tan igual. Respiro el aire -pesado y húmedo- de una tarde de verano que está llegando a su fin.
Hay mucha gente, más de la que mi memoria me permita recordar. Los juegos han sido cambiados de lugar, y obviamente modernizados. Igual siguen estando todos llenos de niños, y las hamacas haciendo reír. Hay cosas que nunca cambian. Como los muchachos jugando a la pelota en algún sector, donde ya no crece el pasto a fuerza de correr y patear, aunque sea un terreno regado de sueños. El perfume de este lugar es inconfundible, una mezcla de árboles y asfalto... aunque ahora también hay una pequeña feria, un mercadillo. Me desilusionó no encontrar muchos más artesanos, sé que los hay, y muy buenos. Admiré los trabajos de los pocos que habían. Y como no podía irme de allí sin nada; me detuve donde uno aún hacía sahumerios artesanales. Me dejó elegirlos y empaquetarlos a mí, se los entregué para que comprobara que me llevaba el número correcto... mirándome a los ojos me dijo que no era necesario. No sé porqué pero me emocionó ese gesto, esa confianza. Nos regalamos una mutua sonrisa.
Me voy caminando... recorriendo y recordando.
Todo está distinto, y a la vez tan igual. Respiro el aire -pesado y húmedo- de una tarde de verano que está llegando a su fin.
Hay mucha gente, más de la que mi memoria me permita recordar. Los juegos han sido cambiados de lugar, y obviamente modernizados. Igual siguen estando todos llenos de niños, y las hamacas haciendo reír. Hay cosas que nunca cambian. Como los muchachos jugando a la pelota en algún sector, donde ya no crece el pasto a fuerza de correr y patear, aunque sea un terreno regado de sueños. El perfume de este lugar es inconfundible, una mezcla de árboles y asfalto... aunque ahora también hay una pequeña feria, un mercadillo. Me desilusionó no encontrar muchos más artesanos, sé que los hay, y muy buenos. Admiré los trabajos de los pocos que habían. Y como no podía irme de allí sin nada; me detuve donde uno aún hacía sahumerios artesanales. Me dejó elegirlos y empaquetarlos a mí, se los entregué para que comprobara que me llevaba el número correcto... mirándome a los ojos me dijo que no era necesario. No sé porqué pero me emocionó ese gesto, esa confianza. Nos regalamos una mutua sonrisa.
Me voy caminando... recorriendo y recordando.
(Ve al parque, escribe lo que ves, escuchas, hueles, sientes, tanto física como emocionalmente.)
Este sentir tuyo, íntimo y personal, las calles de siempre con la gente de nuevas... incluso tú, que sin dejar de ser ya no eres...
ResponderBorrarMe gusta este rincón personal tan de ti.
Un beso muy grande.
Lo has resumido tan bien en esa frase... "...incluso tú, que sin dejar de ser, ya no eres..."
BorrarHoy más que nunca es así... gracias por "estar"... siempre.
Besisssssssssssss Mag
Esos lugares que nos transporta... volver pero con otra mirada.
ResponderBorrarMil besitos mi querida Alma y feliz día ♥
La importancia de volver...
BorrarBesotes infinitos Auro.
Estoy viajando con vos...
ResponderBorrarAle... has viajado y estado conmigo todos los días, todo el tiempo, en todas las circunstancias... me has abrazado pese a la distancia... te he sentido tan cerca, de mí, de mi alma... y eso es algo que nunca te agradeceré bastante.
BorrarTe quiero... smu@cksssssssssssssssss!
En un mundo en que todo va cambiando y no siempre para mejor, es un agrado poder encontrar aún lugares que mantienen el calor humano.
ResponderBorrarBesos dulces Alma y dulce semana.
Es verdad, Dulce... a veces los mejores seres, los encuentras en los sitios menos pensados...
BorrarBesos grandes como el mar.